Su visión. Entrevista a Júlia Ruiz

¿Cuál es el punto de vista de un dislexico? Hemos tenido la oportunidad de hablar con Júlia Ruiz, una chica dislexica, que rompe con muchos de los prejuicios establecidos sobre este transtorno. Ella superó el baxillerato y la selectividad y, hoy en día, está estudiando Publicidad y Relaciones Públicas, una carrera de letras.

Pol: ¿A qué edad te detectaron la dislexia?

Júlia: Me la detectaron, más o menos, a los siete años.

Pol: ¿Cómo la detectaron?

Júlia: Creo que fue, aunque no me acuerdo muy bien, a través de la escuela. Le dijeron a mi madre que tenía síntomas, me hicieron bastantes pruebas y los resultados dieron positivo.

Pol: ¿Qué haces para que las dificultades no sean tan acentuadas?

Júlia: Voy a clases de reeducación destinadas, sobretodo, a la lectura y la ortografía.

Pol: ¿Qué te cuesta más, la lectura o la ortografía?

Júlia: La comprensión escrita es una de las cosas que nos cuestan más a todos los dislexicos, pero también los tengo con la ortografía porque hago muchas faltas.

Pol: ¿Te has sentido diferente a tus compañeros de clase?

Júlia: Yo no me he sentido diferente en ningún momento. Eso sí, en los exámenes he tenido algún trato especial como, por ejemplo, en mi antigua escuela si hacía la misma falta más de una vez sólo la contaban como si fuera una, y también disponía de más tiempo que mis compañeros. En la universidad, me dejan más tiempo en los exámenes, sobretodo en las lenguas y, en éstas, si hay algún dictado no lo hago entero. Hay un trato especial, pero no me siento distinta a mis compañeros, me siento como una más porque todo lo demás lo hago como los demás.

Pol: ¿No te han dicho nunca nada tus compañeros?

Júlia: No, ellos entienden que yo tengo un problema que ellos no tienen. Yo voy a clases a solucionarlo y lo trabajo. Además, en mi antiguo colegio había más dislexicos y nadie nos decía nada, nos trataban por igual.

Pol: ¿Cuántos erais?

Júlia: Éramos tres o cuatro.

Pol: ¿Los profesores nunca os han ofrecido alguna clase distinta?

Júlia: No, eso nunca. Hacíamos todas las clases igual, la única diferencia era a la hora de hacer los exámenes, como ya te he comentado. En la selectividad nos reunieron, en la Facultat de Filología Catalana, a todos los disléxicos. Aquí sí que me sentí un poco diferente porque me separaron de mis compañeros, que iban a otra facultad. Fui con el grupo de los cuatro disléxicos y, además, como era la única chica sí que me sentí un poco diferente. En este examen, teníamos media hora más, es decir, dos horas y media, pero no teníamos descanso; empalmábamos directamente con el otro. Este ha sido el único momento en que me he sentido diferente.

En resumen, podemos ver que Júlia ha llegado, pese a estas dificultades, muy lejos y sin repetir ningún curso. Ella es el claro ejemplo de que muchos de los prejuicios preestablecidos sobre la dislexia no son ciertos, ya que quienes la padecen pueden llegar incluso más lejos que los que no lo padecen, los ejemplos más claros son Albert Einstein, Pablo Picasso o John Lennon.

Pol Dedeu Fontrodona.

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