Profundizando: Palabras al viento

Breve resumen:

El documental distribuido por La 2, Palabras al viento, nos ha ayudado a poder profundizar, desde diversos puntos de vista, en el tema de la dislexia. Lo configuran los testigos que aparecen, durante un poco más de una hora, en el documental. Desde madres con hijos que padecen de dislexia hasta científicos que la estudian. Nosotros los hemos agrupado  y hemos destacado lo más importante que dicen cada uno de ellos.

El documental:

Al principio, aparecen algunos datos importantes que son muy relevantes como que aproximadamente el 4% de la población padece de dislexia en la que, la principal dificultad que tiene el niño es la de asociar las letras con los sonidos y esto da muchos problemas con el aprendizaje. También nos remarcan que está insuficientemente atendida por la educación pública, a diferencia de Estados Unidos y Inglaterra. Este documental se centra exclusivamente en los niños que están en la escuela y tienen dislexia. 

Padres e hijos:

Es muy impactante ver a una niña que, jugando con sus muñecas, recree una clase y que la profesora le diga, a una de sus alumnas “vaga” o “no sé cómo vas a aprobar”. Éste es un problema imperante y demuestra una incomprensión preocupante de lo que pasa. Este hecho es real, así cuenta Montserrat Alonso, madre de Lourdes Miranda (8 años) cómo tratan a su hija en la escuela. “No prestaba atención, tenía dificultades al leer, aprender y sus profesores dijeron que iba a repetir” explica su padre, Luis Miranda, que debido a estos síntomas pudieron detectar el problema de la niña.

Lídia, de nueve años, nos da una de las frases más clarificadoras de los problemas que pueden tener los niños que, como ella, padecen dislexia: “Si hay una B, pues yo lo veo como una V de vez en cuando”. Añade que, en la lectura, se atranca y se inventa cosas. Su padre, explica él mismo, pensaba que era vaga pero gracias al curso de formación pudo comprender los problemas, saber realmente lo que era y le dieron claves para intentar que la niña la superara.

Rafael Gallent, padre de Hugo Gallent de doce años, explica que “los padres sufren impotencia” y que, esto no sucederia si “el sistema educativo los viera como retos y no como problemas”. Añade que el día a día de estos niños es muy volátil ya que “hoy están bien y mañana deprimidos”.

“Me cuesta leer, se me saltan las palabras, cuando digo una cosa… a veces se me olvida” dice Andrea, de nueve años.

Oscar Campaña, padre de Irene y Natalia, denuncia que “ahora la Administración quiere hacer la inclusión a todo tipo de niños en las escuelas normales. Todo lo que han avanzado volverán atrás”.

Daniel Ottman, estudiante de Biología, declara que sus notas no llegaban a lo esperado teniendo en cuenta el número de horas que invertía estudiando. “No sabes lo que tienes, te piensas que eres tonto” hasta que, en bachillerato, le detectaron dislexia. Explica que en la selectividad de las Baleares no tenían ni tiempo, ni se les descontaban puntos por las faltas, lo que hacía que el clima fuera relajado. Hoy en día, que está en la universidad, también tiene ayudas: los examenes están adaptados.

Especialistas:

María Peñafiel, que trabaja en el Centro de Investigación en el lenguaje, explica que uno de los primeros síntomas que tienen los alumnos que padecen de dislexia es que empieza a desmerecer el rendimiento en la lectura de manera significativa: leen cada vez más despacio y les cuesta comprender el texto. Ella rompe algunos de los prejuicios diciendo que el disléxico es listo y que sabe de qué va el texto, pero le faltan detalles de éste. Agrega que, a partir de los puntos fuertes, se puede llegar a que sean cada vez más exactos, veloces y que lo lleguen a entender todo, aunque sea un proceso lento.

Pilar Revilla, Directora técnica del Centro de Rehabilitación del lenguaje, dice que los síntomas de alerta son observables ya que el niño es bastante desorganizado, despistado y no tiene la capacidad para recordar series como los meses, los colores, las semanas… La directora distingue entre tres tipos de dislexia. La primera, llamada superficial, es la que los niños leen lentamente. La segunda, llamada fonológica, donde la principal dificultad es leer palabras desconocidas y hay una difícil asociación entre la letra y el sonido. La tercera y última, llamada mixta, es la que “las dos vías de acceso están alteradas” como dice ella. Un dato impactante que cuenta es que en la normativa actual sólo se atiende a trastornos que tengan un “proceso orgánico de base, que esté tratado en la seguridad social”, como asegura Pilar. Es decir, que los niños que no lo tienen quedan fuera y la escuela es quien los debe atender, no el sistema de salud.

La acusación que formula Esmeralda López, profesora de audición y lenguaje, en contra de los colegios públicos se explica porqué quienes tienen dislexia, son incluidos en programas en los que hay niños que sufren de retrasos mentales, hiperactividad, trastornos emocionales y problemas de conducta. La profesora explica que la dislexia es detectable fácilmente por parte de los profesores pero, en cambio, difícil de que sea llevado por especialistas debido a la gran demanda y, la escuela, tiene una gran dificultad ya que andan escasos de ayudas.

Aranceli Salas, fundadora de la Asociación Dislexia y Família, enuncia que en muchas ocasiones estos niños están tocados emocionalmente y, además, necesitan una reeducación, por lo que tienen dos problemas. Además, cuenta que el profesorado no sabe el por qué de utilizar herramientas distintas o compensatorias y, muchos, no se lo creen.

Psicólogos:

Fernando Cuetos, Catedrático en Psicología Básica de la Universidad de Oviedo, nos explica el Método Mil que fue diseñado para niños con problemas con la arbitrariedad de las palabras. Él, también, desmiente que haya un 20% de niños que tengan este problema porqué se meten al mismo saco a niños que van retrasados con la lectura o que tienen problemas con ella, pero no es un problema biológico como lo es la dislexia, que ronda entre el 4% y 5% de este 20%. Añade, además, que la dislexia es hereditaria y que, por lo tanto, “en cada niño disléxico hay un tío, padre, abuelo, madre… que lo era o es”. Fernando, asimismo, dice que el aprendizaje establece cambios en nuestro cerebro y provoca nuevas conexiones cerebrales pero, en el caso de los niños disléxicos, para establecer ciertas conexiones neuronales necesitan una actuación por parte de los programas de intervención, que les ayudan a establecer estas conexiones.

Aníbal Puente, Catedrático en Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, establece que el fracaso escolar, por parte de este grupo de niños, es debido a que la base del sistema educativo es la lectura y la escritura.

Carlos Gallego, Decano en la Facultad de Psicología en la Universidad Complutense de Madrid, cita que el cerebro no está adaptado para el proceso de aprendizaje de la lectura, no es natural. Hay cambios en la estructura neurológica y, los niños con dislexia, estos cambios no se hacen de la misma manera. En el documental se muestra cómo Carlos y su equipo explican un experimento, mientras lo llevan a cabo. Éste consiste en registrar el movimiento ocular y las variaciones pupilares que hay mientras se lee. En el caso de la gente que no padece dislexia, los movimientos son controlados y la mirada se fija en la parte significativa de la palabra. En cambio, en el caso de los disléxicos, hay desplazamientos erráticos, hay una disminución en el tiempo de las fijaciones y no se fijan en las partes importantes de las palabras. Aún así, como nos cuenta el decano, el problema no es visual sino fonológico, es decir, “las operaciones que hacemos para manejar los sonidos dentro del cerebro. Recuperarlos de nuestro cerebro y producirlos, incorporarlos a la palabra. En el caso de la lectoescritura, para trasladarlos al lenguaje escrito, es decir, convertir las letras en sonidos o, en la escritura, convertir los sonidos en letras”.

Investigaciones:

Fernando Maestu, que trabaja en el Centro de Magnetoencefalografía (MEG), aclara que nosotros cuando leemos tenemos una lateralidad en el hemisferio dominante que suele ser, en los sujetos diestros, el hemisferio izquierdo pero, si hay un procesamiento en el hemisferio derecho en estos individuos, seria una estrategia que hace el cerebro para compensar el funcionamiento del hemisferio izquierdo, que es lo que probablemente les sucede a quienes padecen dislexia.

Mundo artístico:

Gabino Diego explica, en el documental, cuenta que sólo aprobaba inglés y educación física. Una de las intervenciones más relevantes del actor es que es una persona muy desordenada, que su cabeza es un caos debido a su dislexia pero, como el dice: “todos tenemos problemas, pero tenemos que buscar estrategias para poderlos llevar”. Gabino también hace hincapié en que, debido a la dislexia “hay un momento que, cuando todo sale mal y no te aceptan, tu tratas de buscar otro camino. Entonces yo creo que esta es la razón por la que hay mucho dislexico delincuente”.

Boris Aguirre, escritor, narra que su madre le hacía realizar una serie de ejercicios después del colegio para intentar erradicar con su problema que, luego, descubrió que estaban instruidos por un especialista. Estos le ayudaron a que las letras cobraran un mejor sentido, que se supiera ubicar y que llegase a distinguir entre la izquierda y la derecha y, además, lo han acabado convirtiendo en un ávido lector que corrige a mano los textos que escribe.

El Brot: un colegio distinto

Elena Aloy, directora de El Brot, dice que en esta escula “utilizamos una metodología muy distinta” porque usan el Método Collie o, con sus propias palabras la “enseñanza útil para la vida”. En esta observan la naturaleza y el mundo que los rodea, el entorno. En este colegio no hay asignaturas definidas sino que, a partir de un concepto, se relaciona con las matemáticas, el catalán, los naturales… todo de una manera global.

María Párraga, de la Fundación Pedagógica El Brot, dice que “los niños sepan explicar lo que están haciendo y que nuestra metedología, nuestra manera de aprender y enseñar, puede estar al alcance de todos los que pasan por nuestra escuela” es, según ella, uno de los mayores retos.

Pol Dedeu Fontrodona

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